Hablar a los niños de la muerte de un ser querido es necesario
La pérdida de un ser querido siempre deja un vacío que marca el inicio de un proceso de duelo. Este duelo debe hacer un recorrido natural por el que poco a poco iremos sintiendo que se hace notable la recuperación.
Debemos enfrentarnos a abordar esta noticia con los/las niños/as con la máxima cercanía posible. La madre o el padre preferiblemente, serán quienes deban afrontar la comunicación del suceso siempre que se encuentren emocionalmente preparados. Si no lo estuvieran, deberían delegar en otra persona la responsabilidad de hacerlo.
Es importante pensar en las emociones que estamos teniendo antes de transmitir la noticia a nuestros hijos/as, ya que seremos el espejo en el que se van a fijar para comportarse ante el impacto de la noticia.
Como en todos los procesos complicados que atraviesan las familias, yo siempre aconsejo ponerlos en conocimiento de nuestros/as hijos/as. Que no se generen silencios que no puedan comprender o que les alerten a estar en hipervigilancia. Los/las niños/as siempre saben cuándo está pasando algo. Aunque no lo hayan oído, aunque no le pongan palabras, saben que algo ocurre y la incertidumbre genera mucho más daño del que pueda crear una información tomada a tiempo, con cautela, con cariño.
Igual de importante es no mentir ni dar explicaciones ambiguas o abstractas (“está en el cielo” “se ha dormido profundamente”…). Estas deben adaptarse a la edad del niño/a, adaptar el contenido a aquello que puedan comprender, sin dar más información de la necesaria pero transmitiendo con veracidad lo sucedido.
A partir de ahí de un espacio para explicar cómo se siente usted y preguntar qué sienten ellos/as, si tienen dudas al respecto (si las tienen trate de clarificarlas de forma sencilla); cómo cambiará su vida a partir de este momento. Si quisiesen asistir al sepelio o ceremonia si la hubiera sería conveniente anticipar una explicación de la situación que se encontrarán. Esto reducirá su ansiedad ante la situación.