LA CONEXIÓN EN LA PAREJA

Todos hemos conocido personas con las que hemos sentido una conexión especial al pasar por nuestra vida . Algo inexplicable en ese momento para nosotros/as, pero que tiene toda su explicación neuropsicológica, que razona todos los mecanismos que activamos cuando nos encontramos de frente con esa persona.
Esas personas han podido ser parejas, amistades, colegas de trabajo…
Es como si de pronto nos uniera una cercanía y familiaridad por las que definitivamente dejamos que se coloque en el lugar de “especial” en nuestra vida.
Últimamente he leído bastante en redes sociales que al tratar sobre relaciones se refiere mucho la frase “a los 5 minutos ya sabes si tienes conexión o no”.
Creo que define muy bien un valor nuevo de esta sociedad que hemos creado. La inmediatez, la satisfacción rápida, la gratificación inmediata.
Es importante sentirse conectado al iniciar una relación de pareja pero eso debería tener más que ver con las expectativas que se tienen sobre esa relación, la posibilidad de vislumbrar un proyecto de futuro, la afinidad de intereses…que con el hecho tan reduccionista de una mera atracción física.
Creo que cuando se habla de esa “conexión” no se está hablando de la emocional que mencionaba al inicio; sino de una de carácter sexual o idealizada y esa no siempre va a ser sinónimo de éxito en la pareja o en la construcción de un amor sano y estable. Más bien todo lo contrario, incluso en muchos casos suele ser fugaz. No conocemos realmente a esa persona. Cuando acaba ese torrente de pasión sexual o ese envoltorio ideal que imaginamos, es posible que no veamos un proyecto de futuro en esa relación. Las historias Romeo y Julieta no funcionan ya, el amor romántico no es práctico en nuestro tiempo. Las primeras impresiones muchas veces no son las acertadas. Si echamos la vista atrás ¿cuántas veces a lo largo de todas nuestras experiencias vitales, podríamos contar que nos equivocábamos con alguien?
Para poder conectar, se necesita primero estar disponible emocionalmente. Por tanto, ambas partes deben estar abiertas e implicadas. Si a ello añadimos compatibilidad de carácteres, afinidad de intereses y valores de vida similares, la probabilidad de éxito para poder construir un amor sólido y duradero se multiplica.

El querer poco a poco, el ir enamorándote de cosas que descubres en esa persona cada día, el privilegio de poder conocer la inconmensurable cantidad de detalles que ofrece un ser humano con toda su complejidad, no puede captarse en los primeros 5 minutos de una cita.